5 años sin Guido

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Hay momentos que son difíciles de olvidar. Como ese espeluznante accidente que sufriera Agustín Canapino en la primera curva del trazado balcarceño, durante los entrenamientos, en el que su Chevrolet terminó destruido fuera del autódromo. “Demasiado barata la sacamos; le agradezco a la vida que la puedo contar”, decía, conmocionado, el arrecifeño de regreso a boxes.
Uno de los que se preocupó por el estado del actual campeón fue Guido Falaschi, quien pese a marcar la pole provisoria con el Ford del HAZ Racing y contar con un auto que le permitiera llegar a la definición del campeonato en Buenos Aires con chances (matemáticas) de consagrarse campeón, se interiorizaba por el estado de su rival en vez de hablar de la performance del auto.
Cabe recordar que, para esa época, Canapino y Falaschi habían tenido unos roces, en pista y fuera de ella (más que nada en el Top Race), que habían mellado su amistad. Sin embargo, el pibe de Las Parejas estaba preocupado por Agustín y por lo que había pasado, como la mayoría de los protagonistas de esa 15ª y penúltima fecha del año.
El sábado, Guido ratificó la pole y el domingo ganó su serie. En la final, el Príncipe no le perdía pisada a Mauro Giallombardo, quien marchaba adelante en el pelotón hacia su primera victoria, a falta de una vuelta y fracción del final. Pero pasó lo que pasó en aquella salida del puente, donde la tierra, la desidia y el infortunio hicieron el resto…
Hay momentos que son difíciles de olvidar. Ese 13 de noviembre de 2011, por primera vez, se escuchó el silencio en un autódromo. Las miles de personas que habían asistido al “Fangio” bajaban de La Barrosa con un doloroso silencio, quizás presintiendo el desenlace de ese fin de semana trágico.
Falaschi recién empezaba. Si bien ya contaba con un par de campeonatos (2008 en Fórmula Renault y 2010 en la Copa América de TRV6) y buenos resultados en el TC –había ganado por primera vez en Junín, unos meses antes- y en el TC2000, el joven de 22 años tenía toda una carrera por delante.
Hay momentos que son difíciles de olvidar. Como esa sonrisa, siempre presente en su rostro, cuando desde el box le dijeron que vaya por la victoria mientras se colocaba el casco minutos antes de largar.
Hay momentos que son… Yo no me olvido de Guido Falaschi
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